12.21.2004

Ejercicio No. 1


De corazón a corazón, ahora que ya sabemos quiénes somos, puedo decirte que espero –y deseo sinceramente– que te mueras joven y despacio. Ahogado, o quemado, no importa. Pero consciente hasta el último suspiro. Espero también que tu madre esté ahí, mirándote de cerca, si es que aún vive la muy puta.

Así debí despedirme de ese pedazo de ser humano que trataba, a punta de gritos, ser más persona que yo. Pobre imbécil. Tenía que haberse juntado con otros dos, porque esa gente sola se caga de miedo. Pero claro, se juntan los tres y se suben a su taxi negro, taxi salado por su madre, la gran meretriz que también se subía con tres al tiempo, taxi hediondo a lástima y a malos polvos.

Ojalá salgan a comprar algo de comer con lo que me robaron y se intoxiquen, y cuando no les quede más que vomitar su culpa vean mi cara formándose en el piso sobre algún charco cercano y me vean tranquilo, sonriente, caminando entre la gente sin haber perdido nada.

2 comments:

Anonymous said...

¿no será mucho?
¿qué te robaron?

LI said...

tambien aplica para los ladrones de corozanes?