2.17.2005

Closer y Sideways

And so it is...

Closer y Sideways, dos películas nominadas a Oscares (whatever that means) y que tratan temas de amor, de fidelidad... de la vida, al fin y al cabo.

De la segunda sale uno básicamente con ganas de tomarse un vino. La historia, simple, casi como de película francesa, está bien contada y hace reír. Me relacioné mucho más con la de Jack (Thomas Hayden Church), un tipo estilo Joey el de Friends, pero con unos años más, que hace voiceovers para propagandas de bancos. Angustiado por su matrimonio inminente, tiene cold feet y se le raya la cabeza.

Paul Giamatti (Miles), con SEIS películas por salir antes que termine el 2006, hace un papel muy parecido al de American Splendor. Un cuasi escritor fracasado, que para lo que mejor sirve en la vida es para catar vinos y, claro, a eso no se dedica. Como si tuviera ganas de que las cosas le salieran mal.

Es una historia de la vida real, que pasa en cualquier parte (menos por los paisajes y los viñedos)

Hayden Church es candidato al Oscar para todos los expertos, que seguro no vieron cuando él hacía de Ned en Ned and Stacey (con Debra Messing). Hace el mismo papel, las mismas caras. La actuación es convincente, es hasta buena, pero no lo veo haciendo un protagónico importante.

Tampoco veo a Virginia Madsen (Maya) en una actuación fuera de lo común. La verdad, la otra actriz de reparto (Sandra Oh) me parece mejor. Aunque Madsen puede llegar a ser otra Glenn Close si sigue haciendo películas de autor. No sé por qué, es como un feeling.

Ahora, Closer...

Recuerdo cómo me sentí cuando salí del teatro después de ver Eyes Wide Shut. Asqueado de la raza humana. Sin embargo, el setting de esa película era suficientemente rebuscado (aunque real) como para que uno pudiera poner una distancia ente lo que pasaba y su propia vida.

Ahí está la grandeza de Closer. Muestra todo lo bueno y todo lo asqueroso que tenemos los hombres y que tienen las mujeres, todo en colores, olores, gritos, sensaciones, miradas, que ya todos hemos vivido.

No hay espacio para escaparse y todo lo que se ve es real: el dolor, las lágrimas, los jadeos, el sexo, todo es como puede ser una vez el semáforo cambia a verde y empezamos a cruzar la calle. Los diálogos son buenísimos y está muy bien actuada (malgré Julia Roberts).


Ni Natalie Portman ni Clive Owen deberían estar nominados a Oscar como actores de reparto. Ellos son los protagonistas.



(No recomiendo ver estas ni ninguna otra película de parejas el día en que uno termina con la novia)