12.20.2004

Paul Auster: un escritor dentro de sus novelas

El escritor estadounidense Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) no escribe en computador sino en una vieja máquina Olympia. Sin embargo, es un hombre de la era audiovisual. Su herramienta principal es la palabra, pero no se priva de utilizar otros medios como el cine, la radio y las artes plásticas.

Junto con otros como Philip Roth, está considerado entre los más destacados escritores vivos de su país y ha escrito o dirigido películas en las que participaron Harvey Keitel, Madonna, William Hurt, Vanessa Redgrave y Lou Reed, entre otros. De sus novelas se destacan La trilogía de Nueva York, Leviatán, El libro de las ilusiones y su más reciente, La noche del oráculo.

Director de cine, guionista, coautor de libros de artistas, actor ocasional, remiso de Vietnam, inventor de juegos de mesa, escritor fantasma de libros de detectives, traductor de poesía francesa, cocinero de barco... Paul Benjamin Auster ha tenido una vida tan extraña que parece un personaje sacado de alguna de sus novelas.

Es un escritor tan inteligente que no se le nota. Sus libros son fáciles de leer y de entender y si hubiera que encontrar una característica que agrupe toda su obra de ficción es que sus personajes se sienten reales. Y aunque tienen lunares, van a almorzar, sienten rabia, hacen el amor, caminan y se enferman, les suceden cosas tan absurdas que tienen que ser verdad.

El 7 de diciembre, cuando se realizó esta entrevista, estaba terminando el guión de una película que escribe a cuatro manos y su novela número 12, The Brooklyn Follies (Los imprudentes de Brooklyn). La anterior, La noche del oráculo, es una de sus más aclamadas. Publicada recientemente en español, se convirtió en la excusa para hablar con Auster, uno de los mejores escritores de nuestro tiempo.

En sus novelas siempre hay historias dentro de la historia. En La noche del oráculo hay un libro, dentro de un libro, dentro de un libro...
La idea de La Noche del oráculo me surgió hace 20 años. Es con el libro que he convivido más tiempo y ha sufrido muchos cambios. Pero yo escribo inconscientemente, sin planes, siguiendo el movimiento de una historia específica. No hago mapas, soy muy orgánico. A mí también me sorprenden mis libros. Y no todos son de estructura compleja, hay unos más lineales como La música del azar o El país de las últimas cosas.
El narrador de sus historias es un escritor, o algún personaje tiene su nombre. ¿Es su forma de involucrarse más con lo que cuenta?
La mayoría de las novelas pretenden que nadie las escribe, pero eso no es así. A mí me interesa un nivel básico de comunicación con el lector, permitirle que imagine a alguien escribiéndola. Pero yo no soy ni John Trause (Trause es un anagrama de Auster) ni Sydney Orr –los protagonistas de La noche del oráculo–. Es la historia de dos escritores que es como una versión mía enfrentada a otra versión mía.
El cuaderno azul, el cuaderno rojo, los señores Negro, Blanco, Azul,... sus personajes se relacionan mucho con los colores...
Lo que me fascina de los colores es que están por encima de las palabras. Un color no se puede explicar a alguien que no lo ha visto. Y es igual con las personas: no se conocen hasta que no se interactúa con ellas.
Y usted ha hecho libros con artistas, como Sophie Calle y Sam Messer...
Siempre me ha interesado el arte y soy afortunado en conocerlos a ellos, son gente muy interesante. La obsesión de Sam con mi máquina de escribir me pareció fascinante.
¿Y todavía escribe en su Olympia?
Es una vieja amiga, sólo escribo en esa máquina. Acabo de terminar un libro y me tocó contratar un mecanógrafo, porque la editorial insiste en el diskette. Parece que me va a tocar aprender a escribir en un laptop.
¿De qué trata este nuevo libro?
Se llama The Brooklyn Follies y es diferente a los últimos. Es más cómico, trata sobre las pequeñas cosas, las cosas íntimas de la vida diaria. Sucede en este tiempo pero tiene un tono picaresco de novela del siglo XVIII.


'Lo que me fascina de los colores es que están por encima de las palabras. Un color no se puede explicar a alguien que no lo ha visto.
Y es igual con las personas: no se conocen hasta que no se interactúa con ellas'.



¿De dónde llegan tantos detectives privados a su obra?
Una novela como La trilogía de Nueva York parece de detectives pero no lo es. Esas novelas son muy interesantes, sin embargo yo uso la forma para llegar a otros lados. Como Cervantes, que usaba las historias de caballería para llegar a otras partes.
Usted se refiere mucho a Cervantes y a Thoreau...
Cervantes se inventó la novela y exploró todas las formas de hacer novelas. Todo el tiempo vuelvo a él. Y Thoreau, lo admiro mucho porque nos enseñó una forma diferente de vivir la vida. Encerrado en una cabaña en la mitad de la nada nos habló de resistencia civil y tenía cosas realmente importantes para decir. Sin él no hubieran existido Gandhi ni Martin Luther King. Admiro mucho las ideas que perduran.
En Leviatán, su protagonista pone bombas en Estatuas de la Libertad en todo Estados Unidos. ¿La percepción de la gente acerca de la historia cambió luego del 11-S?
Lo relacionaron más con el Unabomber, y me pidieron que escribiera algo sobre él. Sachs (el protagonista) no es un terrorista, a mí me gusta verlo más como un artista de performances políticos.
El año pasado participó en el homenaje que se le hizo a Gabriel García Márquez en Nueva York. ¿Cómo fue la experiencia?
Él es un escritor maravilloso y, aunque tengo que leerlo en inglés, las traducciones son buenas. Me hizo muy feliz estar en ese evento. Leí un texto suyo que no recuerdo el nombre, que se trataba de cuando se subió a un avión y le tocó sentarse junto a una hermosa joven. Una historia fantástica.
Esa es la historia en la que él basó su última novela...
¿En serio? ¡Qué bueno! Tengo que conseguir la traducción apenas salga...
¿Por qué tantos personajes se enfrentan a situaciones extremas u ocupaciones imposibles?
No sé, me interesa la gente que está obsesionada, de pronto porque yo también lo estoy.
Los Mets están por todas partes en su obra. ¿Cómo es su relación con el béisbol?
Jugué mucho cuando joven y todavía no me he curado de mi interés. Soy consciente de que es una completa pérdida de tiempo, pero tiene una belleza que me maravilla. Es uno de los pocos deportes que no tiene reloj, así que teóricamente puede durar para siempre.
¿Está en sus planes hacer alguna otra película?
Me he divertido mucho haciéndolas y quiero volver a dirigir. Algo original y de bajo presupuesto. Y ahora estoy colaborando en un guión con una escritora francesa que se llama Celine Curiol, que va a publicar su primera novela. Esta semana tenemos que terminarlo para dárselo a Patrice Leconte (El marido de la peluquera), que la va a dirigir.
Sus escritos se volvieron exitosos comercialmente tras la muerte de su padre, con La invención de la soledad. ¿El hecho que sus personajes se enfrenten a la muerte tiene que ver con esto?
La muerte es la mayor experiencia de nuestras vidas. Nadie quiere hablar del dolor, pero todos lo experimentamos y la forma en que manejamos las pérdidas es lo que define cómo somos. Mientras más viejo te pones más y más gente se te muere. Y como no te quieres desprender, les sigues hablando a tus padres y a tus amigos. Vamos por la vida caminando con fantasmas.


Publicado en ET el 19 de diciembre del 2004

5 comments:

La Rojas said...

Felicitaciones!!!
Esta buenisima la entrevista, increible hablar con este tipo.
Me haces falta y te mando un beso,

Caro

El Atizador said...

Buena entrevista. Lo envidio.

Alguien escribe unas líneas y éstas adquieren vida propia.

Así, como mi lectura transforma lo leído, creo que incluso puedo transformar al autor.

Una de sus preguntas me pareció muy buena, pero la respuesta no me gustó. Por eso, sin ningún derecho y sin ninguna pretensión, la contesto, creyéndome Paul Auster, el Paul Auster que inventé.

¿Por qué tantos personajes se enfrentan a situaciones extremas u ocupaciones imposibles?

Porque solamente en las situaciones extremas se puede oír la música del azar.
Porque solamente las situaciones extremas reflejan el poder de lo fortuito, la pérdida de la normalidad y, con ello, la fragilidad absoluta del ser humano.

Carolina Isaza said...

Me gusta mucho la entrevista. Es totalmente Auster, sin pretensiones, pero genial, hipnótico, irrebatible.

Gracias por regalarnos esto.

Anonymous said...

Saludos desde Madrid! Paul Auster es un escritor que me encantaría entrevistae!
Tengo tantas cosas que preguntarle!

castorena said...

Qué te puedo decir. Me gustó mucho la entrevista, creo que auster es un escritor genial y con mucho gusto te hubiera suplantado el día que hiciste la entrevista; su obra es realmente entrañable y él, como persona siempre se ha mantenido enigmático. Que tengas un buen día.